Son muchas las lesiones óseas que vemos a diario en nuestra clínica. Generalmente son fracturas de diferente tipo y en otros casos son solo fisuras óseas. Dentro de las primeras hay una clasificación muy amplia en función del daño que se ha producido. Un ejemplo es la fractura por avulsión, de la que vamos a hablar en este artículo y de la que veremos cómo se puede tratar.
Índice
¿Qué es una fractura por avulsión?
Una fractura por avulsión o arracamiento es una manera en la que se puede romper un hueso. Normalmente sucede cuando la lesión hace que un ligamento o un tendón arranque un pequeño fragmento de hueso conectado a él. En este tipo de fracturas también el ligamento o el tendón puede resultar dañado.
Este tipo de fracturas se puede producir en diferentes zonas del cuerpo, como por ejemplo en el tobillo, el pie, el brazo, la rodilla, la cadera o la pelvis.
Para poder realizar el diagnóstico, es necesario utilizar radiografías para poder ver el daño.
¿Cómo se puede producir la fractura?
Una fractura por avulsión puede estar causada por cualquier actividad que implique fuerza física. Por ejemplo, se puede producir al caerse, dar una patada, saltar o tener que acelerar o desacelerar con mucha rapidez. Puede ser causada por fuerza directa, como por un placaje fuerte en el rugby. También puede ser causada por fuerza indirecta, como al hacer un giro rápido en el fútbol o balonmano.
¿Cuáles son los síntomas?
Muchos pacientes siente como un chasquido y un dolor repentino muy intenso cuando ocurre la fractura. También suele venir acompañado de hinchazón en la zona fracturada y en algunos casos puede aparecer un hematoma. Estos síntomas desaparecen por completo cuando se trata la fractura.
¿Cuál es el tratamiento de la fractura por avulsión?
Las fracturas pequeñas suelen tratarse con hielo y reposo. Es posible usar una férula o un yeso para inmovilizar la zona y se suelde el hueso de nuevo. Debemos permanecer con la inmovilización el tiempo que recomiende el traumatólogo, sin forzar en los plazos. Se deben evitar todas las actividades que nos causen dolor.
Si la fractura es en la pierna o el pie, es posible que se necesiten unas muletas o una bota especial para reducir la presión y ayudarnos al caminar.
La cirugía solo será necesaria en los casos que el pedazo de hueso que se separó esté lo suficientemente lejos del resto del hueso como para que no sane por sí solo. También se puede operar para volver a conectar un tendón o un ligamento si se ha separado del hueso por completo o en su mayor parte.
Se puede volver a hacer deportes u otro tipo de ejercicio al cabo de entre 6 semanas y 6 meses. El tiempo de recuperación de la lesión va depender de la ubicación, de su gravedad y de cómo se trate. También dependerá de cómo sea la recuperación del paciente y la amplitud de movimiento sin dolor. La edad del paciente y no tener otros patologías es un factor muy importante que acelera la recuperación.
La atención de seguimiento es fundamental de su tratamiento y seguridad. Debemos asegurarnos de acudir a todas las citas de seguimiento, y llamar al médico si sentimos que no estamos evolucionando correctamente. También es una buena idea saber los resultados de los exámenes para saber en qué momento estamos del tratamiento y qué tiempo nos queda.
