Para entender la tendinitis de Aquiles, hablemos antes del tendón de aquiles. Este se encuentra en la parte posterior de nuestro pie, justo encima del talón conectando el talón con los músculos de la pantorrilla, ayudando a los pies a avanzar hacia delante cada vez que damos un paso.
Si este tendón se irrita debido al uso excesivo, o se hincha, este problema puede evolucionar hacia la denominada tenditinis de Aquiles.
La tendinopatía de Aquiles es una lesión bastante frecuente en los corredores, aunque también se suele dar en bailares, jugadores de baloncesto y personas que someten a sus pies a grandes esfuerzos.
¿Cuáles son sus síntomas?
En la mayoría de los casos, los síntomas empiezan de una forma muy lenta, y con poco dolor. Entre los síntomas más frecuentes encontramos:
Dolor leve en la parte alta del talón, o la parte baja de la pierna, casi siempre cuando se corre o se realiza otra actividad física.
Este dolor en el talón suele empeorar si se sube escaleras, o ir cuesta arriba.
Una sensibilidad inusual en la parte del tobillo afectada, sobre todo por las mañanas, aunque vaya desapareciendo a lo largo del día.
Hinchazón o nódulos de tejido duro en el tendón de Aquiles.
Debilidad en la pierna afectada.
¿Qué causas provocan una tendinitis de Aquiles?
Aumento del nivel de actividad: Iniciar un entrenamiento duro, tras un periodo de inactividad o realizar un tramo muy largo en un recorrido del entrenamiento.
Correr cuesta arriba: Si realizamos esta actividad obligamos al tendón de Aquiles a estirarse más de lo normal.
Realizar deportes que necesitan realizar movimientos bruscos (tenis, baloncesto)
Llevar un calzado que no sea de la talla que se necesita o utiliza un calzado recién estrenado, esto hace que se someta al tendón de Aquiles a esfuerzos excesivos.
Hacer ejercicio sin calentar previamente.
Correr o hacer ejercicio sobre un suelo irregular o muy duro.
¿Qué tratamiento es el más adecuado para tratar la tendinitis de Aquiles?
En función del paciente y del paciente podemos plantearnos dos vías a la hora de tratar esta lesión.
Tratamiento conservador
En casos en que no supongo una limitación muy grande, pondremos seguir un tratamiento que evite pasar por el quirófano. Los pasos a seguir sería:
Dejar de realizar la actividad que ha provocado la lesión. Esto es sobre todo, dejar de someter a esfuerzos excesivos tus pies y piernas, dando tiempo para que el tendón de Aquiles se recupere.
Reposo, descanso, hielo, comprensión y elevación del pie afectado, colocando almohadas para colocar este por encima del corazón.
Tomar antiinflamatorios (siempre bajo prescripción médica)
Ejercitar y estirar los músculos de tobillo y pantorrillas mientras se recupera la lesión.
Utilizar plantilla ortopédicas.
Tratamiento quirúrgico
Por último, las operaciones del tendón de Aquiles no suelen ser necesarias, pero se recurrirá a ellas solo si se rompe el tendón, y después de no mejorar con los otros métodos.
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