La trombosis venosa asociada a vuelos de larga distancia fue descrita por primera vez en torno a los años 80, aunque no fue hasta muchos años más tarde cuando se acuñó el término síndrome de la clase turista. Desde entonces han aumentado los viajes largos en avión, pero no se ha producido una explosión del número de afectados por esta dolencia. A continuación, los profesionales de Clínica Martín Gómez Traumatólogos te cuentan más sobre esta patología.
Índice
Qué es el síndrome de la clase turista
El síndrome de la clase turista o trombosis de viajero es un término que se creó en los años 90 debido al aumento de síntomas de trombosis venosa en los pasajeros que viajaban en avión. Está muy relacionado con los viajes de larga duración y al poco espacio que hay en los asientos de clase turista.
Posteriormente, se ha comprobado que no solo los viajeros de la clase turista pueden sufrirlo, sino también de otras clases. Solo tiene que coincidir que el individuo esté durante mucho tiempo sin mover las piernas, lo que ralentiza la circulación de la sangre, y que tenga probabilidad de sufrir esta enfermedad.
Causas del síndrome de la clase turista
La trombosis venosa profunda (TVP) es una patología con poca prevalencia, entre 3 y 5% en pacientes de alto riesgo y del 1% en el resto. Esta afección sucede cuando se forma un coagulo sanguíneo en una vena profunda principalmente en la parte inferior de la pierna y el muslo, aunque puede presentarse en otras venas profundas como la del brazo y la pelvis. Cuando se desprende el coagulo se puede desplazar por el torrente sanguíneo y atascar los vasos sanguíneos del cerebro, pulmones, corazón u otra zona (llamado émbolo) produciendo daños graves.
Las situaciones que contribuyen a la formación de trombos son:
- Sedentarismo o escasa movilidad de los miembros inferiores.
- Factores de riesgo:
- Alteración congénita de la coagulación.
- Otras enfermedades como cáncer o insuficiencia cardiaca.
- Edad avanzada.
- Varices.
- Tomar anticonceptivos orales.
- Antecedentes personales de trombosis.
- Terapias hormonales.
- Obesidad.
- Mujeres embarazadas.
- Traumatismo o cirugía reciente.
En general, cualquier persona que permanezca durante mucho tiempo sentado, sin mover los miembros inferiores y que tenga factores de riesgo asociados, puede sufrir el síndrome de la clase turista, independientemente del transporte -tren, autobús, coche- aunque existe mayor probabilidad de que se produzca en avión debido a que concurren causas como la disminución de la presión barométrica, la deshidratación y el inmovilismo.
¿Cómo evitar el síndrome de la clase turista?
Para prevenir la aparición de estos trombos lo mejor es adoptar una serie de medidas que puedan ayudar:
- Es recomendable elegir los asientos más próximos al pasillo para poderse mover sin dificultad cuando sea posible.
- Hay que realizar paseos por los pasillos del avión, siempre que la situación lo permita.
- Cuando se está sentado, hay que evitar doblar demasiado las piernas, que se queden colgadas o cruzarlas. Igualmente se pueden hacer pequeños ejercicios como contraer los músculos de las piernas y relajarlos.
- Si se realizan escalas, en lugar de volverse a sentar lo mejor es pasear y poner en marcha la circulación.
- Hidratarse es fundamental, se recomienda beber agua cada cierto tiempo para evitar la deshidratación.
- Reduce el alcohol y el café, al igual que algunos fármacos que pueden favorecer la aparición de trombos.
- No es recomendable vestir ropa ceñida que dificulta la circulación de la sangre. Lo mejor es ropa cómoda y flexible.
- Cuando se tiene antecedentes personales de mala circulación se deberá llevar medias de compresión hasta las rodillas para evitar la acumulación de líquido.
- Si se tiene algo riesgo de sufrir trombos, lo mejor es consultar con el médico por si le tuviera que recetar algún medicamento para evitarlos.
Si a pesar de tomar precauciones aparece dolor en la pantorrilla o muslo, coloración azul, hinchazón, aumento de la temperatura de la piel o síntomas generales de fiebre, dolor de pecho, aceleración del pulso, angustia o disnea hay que acudir a un especialista. Por lo general, los síntomas aparecen durante el vuelo o inmediatamente después, aunque en algunos casos sucede pasadas unas semanas.