Es habitual escuchar que no hay peor lesión de rodilla para los que practican deporte que la triada. Su gravedad reside que en realidad son tres lesiones en una, ya que se rompen al mismo tiempo el ligamento cruzado anterior, el ligamento lateral interno y el menisco interno. En este artículo uno de los especialistas de nuestra clínica cuenta todos los detalles de esta lesión.
Índice
Qué es la triada
Como ya hemos visto en otros artículos de nuestro blog, la rodilla es la articulación más compleja del cuerpo humano y su correcto funcionamiento es importante para llevar una vida cotidiana normal. Por este motivo, cualquiera de las lesiones en la rodilla tiene que ser tratada con detenimiento.
Dentro de todas las lesiones, la triada es una de las más complicadas, especialmente en personas que se dedican profesionalmente al deporte. Su nombre proviene de las tres lesiones que se causan: rotura del ligamento cruzado anterior, rotura del menisco interno y el ligamento lateral interno.
Su gravedad reside en el prolongado tiempo de recuperación que requiere, la cantidad de estructuras que se ven afectadas y la posibilidad real de no poder recuperarse al nivel previo a la lesión.
Como nota, debemos saber que esta lesión fue descrita por el traumatólogo norteamericano Donald O´Donoghue como la triada desgraciada o triada infeliz en 1950.
Cómo se produce la triada
Lo primero que debemos saber es que hay tres factores que aumentan el riesgo de sufrir una lesión de rodilla:
- La edad
- Haber sufrido una lesión previa
- El estado de los ligamentos
También debemos saber que esta lesión está muy vinculada al fútbol, ya que muchos de los casos proviene de este deporte. Las arrancadas, las frenadas bruscas y los contactos es donde esta el riesgo. Aunque también se puede producir en deportes con mecánicas de cierto impacto como baloncesto o esquí. Se trata de deportes que exigen mucho a la rodilla.
Hay también factores anatómicos, que hace que haya pacientes que tengan una mayor propensión a padecer esta lesión. Es bastante habitual que quien ha sufrido una triada en una rodilla, pueda sufrir otra en la otra rodilla en un plazo corto de años. Aunque esta mayor propensión suele ir acompañada del riesgo que supone hacer un deporte de los anteriormente mencionados.
La triada se suele producir a causa de un impacto lateral sobre la rodilla cuando la pierna está en apoyo o tras una desaceleración brusca. En ese momento ocurre una rotación intensa de la tibia sobre el fémur. Los deportistas que la han sufrido, que se puede escuchar un chasquido, que indica el momento de la rotura.
El principal síntoma es el dolor provocado por la rotura del menisco y la inestabilidad anteroposterior y medio lateral de la rodilla por la rotura de los ligamentos. En la fase aguda se produce una impotencia funcional de la rodilla y que si no se trata puede causar una incapacidad al caminar sobre superficies irregulares, cambios de dirección o realizar giros.
Tratamiento
Esta lesión no afecta a la musculatura, ya que se rompen tejidos cartilaginosos y ligamentosos de la rodilla, por lo que el tratamiento pasa por una intervención quirúrgica. La operación dependerá de un gran número de factores del paciente, como la edad o el estado de la lesión. En el caso del menisco, si la rotura se puede suturar es preferible suturarlo. Esto evitará que en a medio/largo plazo el paciente pueda sufrir artrosis en la articulación por el roce de los huesos.
En el caso del ligamento cruzado anterior, si la rotura es completa hay que hacer es una reconstrucción, fabricar un ligamento nuevo. Para hacer el nuevo ligamento, lo habitual es usar tejido del propio paciente, normalmente del tendón rotuliano o del isquiotibiales. Esto permite que el riesgo de rechazo sea mínimo. Solo en casos muy excepcionales se usan injertos de bancos de tejidos para hacer la reconstrucción.
Periodo de recuperación
Una vez se haya hecho la cirugía, hay que tener paciencia porque el periodo de recuperación es largo. Este proceso de recuperación tiene varias etapas:
- En la etapa inicial debemos guardar reposo y tomar antiinflamatorios.
- Cuando se haya diagnosticado la lesión, habrá que pasar por el quirófano.
- Una se realice la operación, habrá que recibir sesiones de fisioterapia. Se puede empezar a recibir a partir del mes tras la intervención.
- En la última fase hay que fortaleces y recuperar la musculatura perdida. Esta es la fase crítica que hará que la recuperación tarde más o menos tiempo.
Lo normal es que la recuperación sea de un mínimo de 6 meses, aunque en algunos casos puede llegar a un año. Una vez pasado este periodo, el deportista se puede reincorporar paulatinamente a la actividad deportiva para que no haya riesgos de recaída.
Hay que tener cuidado a la vuelta porque muchos deportistas tratan de proteger la rodilla lesionado, obligando a a sana a un sobreesfuerzo. Además la ansiedad por volver a competir puede provocar a precipitarnos a volver sin que la musculatura tenga el tono adecuado. Si no respetamos esto, corremos un riesgo muy alto de poder sufrir una recaída o la misma lesión en la otra rodilla.
Por eso, una recomendación que siempre hacemos a nuestros pacientes, es que nunca dejen de trabajar la musculatura de ambas rodillas. Es la mejor manera de disminuir el riesgo de posibles recaídas.