El síndrome compartimental es uno de los grandes desconocidos aunque se da con mucha frecuencia, sobre todo en deportistas. En Clínica Martín Gómez vamos a intentar con este post explicaros en que consiste.
Índice
Qué es el síndrome compartimental
El síndrome compartimental es una patología muy dolorosa que ocurre en ciertas partes del cuerpo por un aumento de la presión dentro de un compartimento. Los compartimentos son espacios en brazos o piernas separados por estructuras elásticas llamadas membranas o fascias. Están ocupados por diferentes grupos de músculos, así como por vasos y nervios. Cuando estos compartimentos aumentan demasiado la presión provoca el sufrimiento de las estructuras internas (músculos, vasos y nervios).
Existen dos tipos casos en está patología:
– Agudo: provocado por hematomas, pus, edema o aumento de volumen en el interior del compartimento. Se desarrolla horas después de haber sufrido el golpe.
– Crónico: puede provocar inflamación y aumento de grosor de las fascias comprimiendo el espacio donde se encuentran estos músculos.
En Clínica Martín Gómez, como profesionales en traumatología, contamos con una amplia experiencia en el tratamiento de este tipo de síndromes tan desconocidos en la sociedad pero al mismo tiempo tan frecuentes. Si sufres algunos de los efectos o síntomas que describiremos a continuación consúltanos todas tus dudas y te ayudaremos a solucionar el problema.
Síntomas del síndrome compartimental
Los síntomas característicos del síndrome compartimental suele ser dolor intenso con sensación de hinchazón en la zona afectada. En algunos casos puede aparecer parálisis de la musculatura. A medida que el síndrome empeora, pueden presentarse alteraciones de la sensibilidad en la extremidad lesionada incapacitando la movilidad.
La zona afectada puede estar adormecida, muy inflamada y la piel encontrarse apretada, fría y pálida. En esa situación el peligro de infección aumenta. Los síntomas pueden producirse en cualquier músculo envuelto en una fascia. Los sitios más frecuentemente afectados por el síntoma compartimental son el antebrazo, la planta del pie y la palma de la mano. La mayoría de los casos suele desarrollarse en la pantorrilla, conocido como síndrome tibial anterior.
Diagnóstico del síndrome comportamental
En primer lugar, la evaluación de un médico especialista es necesaria para descartar otras anomalías relacionadas con el síndrome comportamental. Para confirmar el diagnóstico, el médico medirá el pulso en la extremidad y la presión en el compatimento.
Para medir la presión, se introduce una aguja o tubo delgado (catéter) en el compatimento de la extremidad afectada, por debajo de la fascia. La aguja esta conectada a un monitor que mide la presión. Es importante asistir al médico si tras un traumatismo notamos que el dolor aumenta considerablemente en la extremidad inmovilizada, adormecimiento en una extremidad o si al mover los dedos de la extremidad inmovilizada sentimos dolor.
Tratamiento del síndrome comportamental
El tratamiento se debe iniciar antes de que la extremidad afectada se vuelva pálida o incluso se interrumpa el pulso, si no hubiera pulso significaría que los tejidos en la extremidad se han podido necrosar. Con el diagnóstico del síndrome, el médico elimina inmediatamente cualquier elemento que pueda comprimir la extremidad, como una férula o un yeso.
Si al retirar lo que comprimía la extremidad no se sintiera alivio suficiente, se practicaría una intervención quirúrgica de urgencia llamada fasciotomía. Con este procedimiento, se pretende aliviar la presión y permitir que el flujo de sangre llegue a los músculos. En la intervención quirúrgica se realiza una incisión a lo largo de la fascia que forma el compartimento donde se aloja el músculo hinchado. Sin el tratamiento adecuado, el síndrome compartimental puede causar infecciones con riesgo mortal.
Prevención del síndrome compartimental
El síndrome compartimental puede prevenirse con el tratamiento adecuado de los trastornos circulatorios. Con lesiones graves del antebrazo o la pantorrilla, es importante colocar la extremidad, el brazo o pierna, en alto para que la sangre fluya fuera de los tejidos. Con la acumulación de sangre o líquido en el tejido, es necesario eliminar los fluidos de la zona afectada mediante la colocación quirúrgica de una aguja o tubo.
La detención de la hemorragia cuidadosamente y llevar un control periódico de la función vascular y nerviosa ayudan a evitar o detectar de forma temprana un síndrome compartimental. Se recomienda evitar los vendajes muy apretados para evitar la presión en los músculos. Como te hemos comentado anteriormente, es fundamental que si después de una lesión o una intervención padeces síntomas característicos del síndrome compartimental, solicites asistencia médica y mantengas la zona lesionada en posición baja.