El voleibol es uno de los deportes de los más populares en las épocas estivales, puesto que la ventaja de poderse practicar en la playa, le hace ganar más practicantes y adeptos. Se trata de un deporte colectivo en el cual no existe un contacto directo con los contrincantes, pero sí con los compañeros del mismo equipo. Es por ello que, al igual que todos los deportes, existe el riesgo de sufrir ciertas lesiones en el voleibol muy habituales.
A pesar de poseer su propia variante, el denominado «voley playa» que se lleva a cabo en la arena de la playa (tanto artificial como natural), el voleibol se practica normalmente en centros deportivos o pabellones en suelos de parquet, aunque también hay quién lo practica en superficies de cemento.
Las lesiones en el voleibol variarán pues, en gran medida, en función del lugar dónde se practique.
Índice
Causas de las lesiones en el voleibol
El voleibol es un deporte que implica movimientos repetitivos de los dos brazos por encima de la cabeza, como bloquear, saques, pases etcétera.
[bctt tweet=»A raíz de ello, los jugadores son propensos a lesionarse por un sobre uso en los hombros. Asimismo, son especialmente susceptibles a sufrir diversas lesiones en los dedos de las manos, a causa del contacto continuo con el balón. » username=»»]
¿Cuáles son las lesiones más comunes en este deporte?
Muchas de estas lesiones en el voleibol son producidas por realizar movimientos repetitivos de forma prolongada. Dichos movimientos acarrean consecuencias tales como tendinitis en ciertas partes del cuerpo, torceduras, lesiones en determinados ligamentos, así como dolor crónico.
Descubre a continuación las lesiones más frecuentes en la práctica del voleibol:
Tendinitis del manguito rotador
Mediante el bloqueo, el servicio y el remate, los músculos que conforman el manguito rotador generan la fuerza que se necesita para el movimiento del hombro. Pese a que los desgarros en personas jóvenes no son habituales, suelen existir casos de inflamaciones o signos de fatiga por un uso en exceso.
Generalmente el reposo (intentar evitar lo máximo posible el número de movimientos por encima de la cabeza), así como la fisioterapia, han de ser suficientes para calmar y quitar el dolor. No obstante, si el dolor persiste, lo más recomendable es acudir a un profesional especializado para que realice una evaluación y pueda hacer una valoración de la gravedad del problema en cuestión.
Torceduras del tobillo
Los esguinces o torsiones del tobillo constituyen una de las lesiones más comunes en este deporte, siendo además responsables de la pérdida de la mayor parte del tiempo durante el juego. Estamos hablando de un tipo de lesión que acostumbra a tratarse a través de la inmovilización del tobillo por un determinado tiempo y que requiere posteriormente una rehabilitación física especifica. Es decir, cada esguince de tobillo necesita unas 8 semanas aproximadamente de fisioterapia para disminuir el riesgo de lesionarse de nuevo.
En algunas ocasiones, pueden asociarse estos esguinces con fracturas leves o lesiones cartilaginosas. Por ello, una persistencia del dolor tras semanas de un correcto tratamiento físico requiere unas pruebas complementarias para descartar lesiones más severas. Esto puede realizarse mediante una resonancia magnética o rayos X.
Una vez el dolor ha desaparecido por completo y el jugador está capacitado para soportar el peso de su propio cuerpo (se trata de un deporte que se juega de puntillas sobre los tobillos) podrá volver a practicar voleibol. Sin embargo, las intervenciones quirúrgicas están reservadas para aquellos casos de esguinces de tobillo repetitivos que no han respondido correctamente a los métodos conservadores, así como las lesiones que se asocian a fracturas determinadas.
Lesión en los dedos
Una de las partes más vulnerables durante la práctica del voleibol son las manos, pues están expuestos a cualquier jugada, ya sea el bloqueo, la recepción, el pase, el saque, el remate, etcétera. Es una de las áreas del cuerpo con mayor contacto continuado con el balón y es por eso que gran parte de las lesiones son provocadas a raíz de un fuerte golpe del balón en la punta de los dedos.
Entre las lesiones en el voleibol más frecuentes en los dedos encontramos las luxaciones, las fracturas, la distensión y la rotura de ligamentos, así como tendinitis. En caso de que el jugador no pueda flexionar uno o más dedos después de sufrir un traumatismo, tendrá que ser valorado profesionalmente y el especialista le recomendará un tratamiento a medida, que variará en función del tipo de lesión.
Tendinitis rotuliana
Todos aquellos deportes con saltos de manera repetida son susceptibles a este tipo de patología. Suele manifestarse con una inflamación en el tendón que conecta la rótula con la tibia. Los estiramientos y la terapia física son la clave para resolver este problema, así como procedimientos de ultrasonidos si son necesarios. Cuando este tipo de soluciones no surgen efecto, se suele optar por técnicas más agresivas como la cirugía, en casos más graves.
Lesiones del ligamento cruzado anterior de la rodilla
De igual modo que el esguince de tobillo, este tipo de lesión suele aparecer tras un aterrizaje en mala posición después de un salto en el juego. Es usual que este tipo de desgarros provoquen un «pop» y una inflamación importante de la rodilla. Para confirmar la lesión, es necesario realizar una serie de pruebas como una resonancia magnética.
Este tipo de lesiones en el voleibol no tiene la capacidad de curarse por sí misma, el jugador que desee volver a jugar al voleibol con normalidad, deberá someterse a una reconstrucción quirírgica del ligamento cruzado anterior de la rodilla. El tiempo de recuperación oscila de entre los 6 a los 9 meses y se requerirá una terapia complementaria para disminuir el riesgo de una posible rotura de nuevo de la rodilla.
Dolores lumbares
La lumbalgia crónica es frecuente en los deportistas de voleibol. El motivo más común son desgarros de músculos o ligamentos que generan el temido dolor. Para apaciguar y quitar el dolor, es conveniente el reposo relativo, la terapia física y un buen entrenamiento deportivo especifico, pero si dicho dolor se irradia hacía las extremidades inferiores causando hormigueo en los pies o debilidad en la flexión del tobillo o los dedos, el paciente podría necesitar someterse a una prueba RMN para descartar una espondilolisis, una hernia discal u otro tipo de patología más grave en las lumbares.