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Qué es el edema óseo
En la entrada de esta semana vamos a hablar sobre el edema óseo. Se trata de una inflamación del hueso trabecular, que se puede producir por distintos motivos. Esta lesión no es más que una especie de moratón o cardenal en el hueso.
El edema óseo se produce cuando hay una presión excesiva en el hueso, lo que hace que el cuerpo genere líquido para proteger la zona y cuando el líquido inflamatorio se mezcla con la médula del hueso es el momento en que se produce el edema óseo. Esta es la forma que tiene el cuerpo humano para evitar lesiones más graves.
Hay ciertas zonas del cuerpo y huesos que son más propensos a sufrir el edema óseo. Los huesos que suelen sufrir el edema óseo con mayor frecuencia son: rodilla, tobillo, hombro, astrágalo, calcáneo, muñeca, tibia, cadera, pie y subcondral. Aunque tenemos que recordar que se puede dar en cualquier hueso del cuerpo.
Los síntomas de esta lesión son un dolor localizado en la zona afectada y que se acrecienta al usar la zona y disminuye cuando se está en reposo. Si no se trata correctamente, esta lesión también puede doler incluso en reposo, dificultando además las actividades cotidianas.
Por qué se puede producir el edema óseo
La causa más habitual es por un fuerte traumatismo en la zona aunque también se puede deber por microtraumatismos (impactos repetitivos como los que se pueden producir al correr) o por la reiteración en una lesión. Someter a los huesos a una fatiga alta también puede terminar por provocar una fractura por estrés.
Para poder saber si la lesión se trata de un edema óseo, no basta ni con una exploración ni con una radiografía, es necesaria una resonancia magnética. La resonancia además nos dará una idea del nivel de líquido acumulado en el edema y ayudará a saber que tratamiento seguir.
Cómo tratar el edema óseo
El periodo de recuperación de un edema óseo es menor al de una fractura de hueso, sin embargo, tiene una recuperación lenta, de alrededor del mes y medio o dos meses para poder volver a hacer vida normal aunque siempre dependerá del grado de la lesión.
El principal tratamiento para esta lesión, y recuperar los tejidos dañados, es el reposo. Una vez hecho esto, se puede empezar con un proceso de descomprimir la parte donde está la inflamación o la confluencia de los líquidos. Si la lesión se ha producido por un golpe y se ha producido un hematoma en la piel, podemos aplicar Thrombocid (conocido también por Trombocid) para disolver más rápido el trombo.
Al existir distintos grados de lesiones óseas y que el hueso puede estar dañado en proporciones altas o bajas, es posible que algunos pacientes deban usar algún tipo de órtesis para compensar el apoyo. Los más habituales son una bota para facilitar el movimiento del pie, una rodillera o una tobillera. En esta parte será interesante ponerse un manos de un fisioterapeuta que nos ayude a una recuperación más rápida.
Otros tratamientos que se pueden usar, aunque son más caros, es la bioestimulación mediante láser o la magnetoterapia. Estos tratamientos tienen como finalidad la reabsorción del edema para que el hueso vuelva a su estado normal.
En clínica Martín Gómez os recomendamos que ante cualquier sintomatología lo mejor que puedes hacer es venir a la clínica y ponerte en manos de un especialista cualificado en lesiones óseas.