La dismetría más tratada de manera frecuente es la de las extremidades inferiores, por su repercusión en la marcha y correspondiente alteración funcional. A continuación, vamos a ver todo sobre esta patología, que afecta a bastante gente.
Índice
Qué es la dismetría
Dismetría quiere decir diferente medida. Utilizamos este término cuando una extremidad inferior es más larga que la otra. Esta diferencia puede encontrarse en el muslo, en la pierna, en el pie o en todos ellos. Suele ser bastante evidente a simple vista.
Cuáles son los síntomas de la dismetría
La principal sintomatología del diferente tamaño de las extremidades inferiores se traduce en una alteración a la hora de andar, además de la repercusión estética que puede suponer para la persona. En estos pacientes, se produce una marcha irregular e inestable, muy parecido a la cojera.
La compensación de una marcha inestable se produce mediante la inclinación de la pelvis hacia el lado de la extremidad corta y desviación de la columna en sentido opuesto. Por otra parte, generalmente se acepta que las dismetrías mayores a 2,5 cm. en la edad adulta pueden producir lumbalgia y actitud escoliótica.
¿Cuál es la causa?
Un 10 % de la población tiene una extremidad más larga que la otra sin que exista una causa concreta que lo provoque. En estos casos las diferencias de longitud suelen ser pequeñas (normalmente menores de un centímetro) y consideramos que son asimetrías normales entre un lado y otro del cuerpo.
Sin embargo, en ocasiones existen enfermedades que pueden provocar un crecimiento desigual de las extremidades. Encontramos malformaciones congénitas (incurvación posteromedial de tibia, deficiencia femoral o peroneal), síndromes (hemihipertrofia, Proteus, Klippel-Trenaunay), secuelas de traumatismos (lesión de las zonas de crecimiento, antecedentes de catéteres femorales), algunas enfermedades propias de la infancia (enfermedad de Perthes, pie equinovaro) o incluso problemas musculares que pueden producir acortamientos asimétricos.
¿Cómo se diagnostica?
Cuando la diferencia es pequeña suele pasar desapercibida y sólo el especialista, en la revisión normal suele detectarlo. Cuando la diferencia es mayor normalmente los padres notan asimetría en la pelvis o en el talle, o una marcha alterada. Si la dismetría está en el contexto de otras enfermedades, el pediatra deberá investigar si hay diferencia de longitud de las piernas y qué magnitud tiene.
La diferencia se pone de manifiesto en la exploración comprobando si existe inclinación pélvica utilizando un pelvistato. La colocación del niño tumbado hacia abajo con las rodillas flexionadas nos indica qué segmento (fémur, tibia o ambos) es el más largo.
Cuál es su repercusión
Depende de la magnitud. Diferencias por debajo de medio centímetro no provocan problemas ortopédicos habitualmente. Diferencias hasta un centímetro son consideradas normales en el adulto, aunque en el niño pequeño representan proporcionalmente más alteración y en ocasiones requieren tratamiento.
Diferencias mayores provocarán un desequilibrio pélvico, un nacimiento oblicuo de la columna y una desviación compensatoria de la columna que llamamos actitud escoliótica.
¿Cuál es el tratamiento?
Diferencias por debajo de un centímetro que no provoquen actitud escoliótica sólo requieren control periódico para comprobar que la diferencia es estable y no aumenta con la edad.
Diferencias por encima de un centímetro y hasta 2-3 suelen tratarse colocando una plantilla (alza) en el calzado de la extremidad corta para igualar las longitudes de las extremidades y evitar la inclinación pélvica y la actitud escoliótica.
Diferencias por debajo de 5 centímetros pueden tratarse mediante técnicas de crecimiento guiado. Consisten en frenado temporal del crecimiento de la extremidad larga colocando unas placas especiales en las zonas de crecimiento de fémur, tibia o ambos. Estas placas se quitan cuando la extremidad corta ha alcanzado la longitud de la larga.
Diferencias mayores suelen requerir técnicas de alargamiento de extremidades.