Dentro de las múltiples lesiones que se pueden producir dentro de un accidente de tráfico, una de las habituales es el esguince cervical, que también recibe el nombre de latigazo cervical. Esta semana vamos a ver en qué consiste esta lesión y cómo la podemos tratar para evitar que queden secuelas.
Índice
Qué es el latigazo cervical
El latigazo cervical se puede definir como la distorsión del cuello, es un trauma repentino de giro o de inclinación de la cabeza al que le sigue un movimiento muy rápido en la dirección contraria. Por ejemplo, en un accidente de coche con un impacto en la parte trasera, el latigazo cervical clásico, el conductor que lo sufre, primero flexiona el cuello hacia delante más allá de su movimiento fisiológico, para a continuación, «chocar» la cabeza contra el respaldo del asiento.
En un esguince cervical, la estructura ligamentosa, la musculatura, la estructura neurológica, la estructura ósea y otros tejidos conectivos, se pueden ver dañados. Las causas fisiológicas del dolor suele ser que cualquiera de estas estructuras, por la lesión que provoca la tensión dando como resultado secundario la inflamación, la hemorragia y el edema.
Con bastante frecuencia, el trastorno del paciente es de tipo automático, esto quiere decir que una de las vertebras se ha movido o girado respecto a otra por una distancia pequeña aunque no lo suficiente como para que se pueda observar en una radiografía (en torno a un milímetro). Es por ello que el paciente siente malestar pero no se ve nada en las pruebas médicas.
Hay una creencia muy extendida sobre que el latigazo cervical sólo suele afectar a una inflamación del cuello, aunque muchos pacientes pueden sentir dolor en la espalda, la mandíbula, incluso en algunos casos los síntomas de dolor pueden llegar a sentirse en el codo o en la muñeca.
Para nombrar a las vértebras que están en el cuello se usa la letra «C», ya que cubren la zona cervical. A continuación, se sigue de un número que india la posición de la vértebra dentro de cada zona, por ejemplo la vértebra C2. Las siete vértebras de la columna que están en el cuello están conectadas entre sí por medio de ligamentos (bandas fuertes de tejido que actúan como bandas de goma gruesa. Un estiramiento o un esguince (incluso la ruptura) puede ocurrir en uno o más de estos ligamentos por un movimiento violento, como el que se produce en un accidente de coche o en una caída fuerte, provoca que el cuello se extienda a una posición extrema.
Un esguince cervical puede producir una protusión o hernia discal en los personas más jóvenes. Es habitual que los pacientes con 20 años presenten protuberancias o hernias de disco principalmente entre las vértebras C4-C5, C5-C6 y C6-C7. En la parte superior del cuello no se suelen formar porque las hernias entre el cráneo (occipucio) y la C1, y entre la C1-C2 no hay disco intervertebral.
Síntomas del latigazo cervical
Una de las cosas que debemos saber es que los latigazos cervicales no producen dolor de manera inmediata sino que en muchas ocasiones las molestias se empiezan a sentir al día siguiente al accidente. En algunos casos puede transcurrir hasta 48 horas de retardo en comenzar con los síntomas desde que se produce la lesión.
La sintomatología es muy amplia, desde dolor, náuseas, mareos o dolor de cabeza
Los síntomas pueden variar de un paciente a otro en función de la edad y la condición física del paciente, además de la violencia del accidente. Lo más normal es el dolor, la limitación del movimiento del cuello, dolores de cabeza, mareos, vértigos y náuseas. También se presentan otros síntomas secundarios son las afecciones nerviosas como puede ser: vómitos, visión borrosa, sensación de inestabilidad, problemas para tragar y hormigueo en la zona que hay entre el cuello y la mano, además de dolor en la mandíbula, el cuello y la región suboccipital.
En gran número de los casos, los pacientes suelen presentar una limitación en la movilidad del cuello en cualquier dirección, lo que genera miedo en el paciente para moverlo. Sólo en los casos de lesiones más graves se puede llegar a producir daños en el cerebro y en los nervios craneales. En el periodo post-agudo también suele haber un cambio en el comportamiento provocado por el insomnio, depresión e irritabilidad. Si el paciente presenta fracturas vertebrales, los síntomas pueden ser causados por una hernia discal, protusión o porque las vértebras del cuello hayan perdido su alineación.
Cómo tratar el esguince cervical
Normalmente se ha asumido que el dolor producido por el latigazo cervical se debía al esguince, por lo que para evitar que se hicieran movimientos que pudiesen producir recaídas o agravar el desgarro de los ligamentos el tratamiento incluía la inmovilización relativa con un collarín blando o rígido.
Sin embargo, algunos estudios han demostrado que el collarín no sólo no mejora la evolución del paciente sino que la empeora. Esto seguramente se deba a que reduce el tono muscular y aumenta la sensación de fragilidad y el miedo al movimiento. Por tanto, hoy en día se aconseja restringir al máximo su uso, reservándolo para situaciones puntuales en las que el paciente tenga mayor riesgo o va a estar expuesto a vibraciones, como conducir, y siempre acortando la utilización todo lo que sea posible.
Hay técnicas de fisioterapia y osteopatía que son aconsejables para poner en línea a las articulaciones, eliminando las tensiones en el tejido conjuntivo responsable de la superposición musculares dolorosas. Otra terapia complementaria es la tracción de la columna con una liberación lenta. Después de este tratamiento, los pacientes sienten una sensación de comodidad y ligereza.
También es eficaz, fortalecer los músculos del cuello con ejercicios isométricos y aeróbicos. La gran parte de los síntomas de un latigazo cervical desaparece entre 4 y 6 semanas. Sin embargo, las lesiones más graves pueden llevar más tiempo en una recuperación total.
Por último, la cirugía no está recomendada en los casos de esguince cervical. En casos muy concretos se ha hecho artrodesis cervical cuando el dolor que ha provocado el latigazo cervical no ha desaparecido con los otros tratamientos. De todos modos, la cirugía debe de ser un último recurso y no un tratamiento habitual.
Como siempre hacemos desde la clínica Martín Gómez, si sufrimos cualquiera de los síntomas que describimos en el artículo, recomendamos acudir a un especialista para tratarlo de manera correcta. Ante cualquier cuestión que tenga no dude en visitarnos y preguntarle a nuestros traumatólogos.