La artritis reumatoide es una patología dolorosa y cada vez más frecuente debido al envejecimiento de la población española. En este artículo, vamos a ver qué es la artritis, cuáles son son sus síntomas y cuál es la diferencia entre artritis y artrosis, que a pesar de tener nombres parecidos, no tienen nada que ver.
Índice
¿Qué es la artritis reumatoide?
La artritis reumatoide es un patología crónica y degenerativa que se caracteriza por causar la inflamación de la membrana sinovial, que es la membrana que protege, alimenta y cubre a los cartílagos articulares y en los tejidos adyacentes. En algunos casos puede, no sólo limitarse a la articulación, dañando órganos y sistemas como el pulmón, los riñones o el corazón. Por esta razón se la considera una enfermedad sistémica.
No todas las articulaciones sufren con la misma intensidad esta patología. Normalmente son las más móviles las que tienen más posibilidades de sufrirla, como los pies, las manos, las caderas, los hombros, los tobillos y las rodillas. También hay alguna que nunca se ven afectadas.
Si la inflamación se mantiene de manera duradera y no se controla puede provocar daños a los huesos, los tendones y los ligamentos que hay en el entorno de la articulación. Esto puede causar una deformidad progresiva de la articulación y la pérdida para poder hacer las tareas cotidianas e incluso realizar los movimientos más básicos. Al final, todo esto repercute en la calidad de vida de los pacientes.
Algunos pacientes padecen la enfermedad de manera leve con momentos en que los síntomas empeoran y momentos en que mejoran. En los casos más graves, la patología puede estar presente durante muchos años o toda la vida. En estos casos de la enfermedad puede provocar daños graves a las articulaciones.
Aunque las causas son desconocidas, hay factores que crean una predisposición
Sobre las causas, aún no se conocen en profundidad pero lo que sí se sabe es que se trata de una patología autoinmune y que puede tener su origen en factores genéticos y factores no genéticos.
- Factores genéticos. Es un factor de riesgo que puede aumentar el riesgo a que se desarrolle esta enfermedad. Según diferentes estudios se trata de una enfermedad poligénica, es decir, que son varios los genes los que están implicados en su origen. Por tanto, es importante saber los antecedentes familiares que tiene el paciente.
- Factores no genéticos. Son varios los que puede causarla: infecciones, hormonas femeninas (los estrógenos pueden proteger), tabaquismo, estrés (muchos pacientes empiezan a experimentar los síntomas en épocas de mucho estrés), tipo de alimentación (las dietas ricas en pescado azul reducen la intensidad de la inflamación articular) y obesidad.
Qué síntomas presenta
Desde la Sociedad Española de Reumatología se indica que la artritis empieza de manera insidiosa y lenta, con manifestaciones, que en general, se presentan otras enfermedades, como la astenia o la fiebre.
De todas maneras, el síntoma principal de esta patología es la afectación de las articulaciones diartrodiales. Al comienzo se produce una inflamación que se puede apreciar a simple vista y provoca un dolor en el paciente bastante intenso. Además de la inflamación, hay otros síntomas que se pueden manifestar con esta enfermedad como el aumento de volumen, rigidez tras el descanso por la noche que poco a poco va desapareciendo conforme va pasando el día, se genera una limitación del movimiento y debilidad muscular.
Además, se puede crear bultos duros, llamados nódulos reumatoides en las áreas donde la piel roza, como los codos, los pies o el dorso de los dedos de la mano, aunque también se pueden localizar en el interior del organismo.
Si la patología está en un grado más avanzado, el enfermo puede presentar alguna deformidad por el deterioro progresivo de la articulación lesionada. En su evolución puede afectar a otros órganos vitales como el pulmón o con el riñón.
En muchas ocasiones, también se presenta la sequedad de las mucosas y de la piel. Esto provoca una inflamación y una posterior atrofia de las glándulas que generan las lágrimas, los jugos digestivos, el flujo vaginal (síndrome de Sjögren) o la saliva.
También puede causar fiebre y vasculitis (inflamación de los vasos sanguíneos), que puede desembocar en lesiones de los nervios o úlceras (llagas en las piernas). Más síntomas son la inflamación de la membrana que recubre al pulmón (pleuritis) o de la que envuelve al corazón (pericarditis), o bien la inflamación y las cicatrices de los pulmones pueden provocar un dolor torácico, problemas para respirar y una función cardíaca anormal.
En el largo plazo, las consecuencias de esta enfermedad si se deja su evolución son la limitación e incapacidad para la realización de las actividades cotidianas, como las funciones laborales y las tareas de la casa.
Diferencia entre artritis y artrosis
Además del parecido en el nombre, las dos son enfermedades reumáticas crónicas que tienen algunos factores de riesgo y síntomas en común. La principal diferencia es que la artrosis es de tipo degenerativo y que provoca la pérdida del cartílago, mientras que la artritis es consecuencia de la inflamación de la membrana sinovial, capa que cubre la articulación.
Las causas de la artrosis se relaciona con el desgaste articular y con el envejecimiento, en cambio la artritis tiene varias orígenes (infección, factores genéticos, traumatismo, alimentación,…). En el caso de la artrosis, el dolor aparece cuando se pone en funcionamiento la articulación, mientras que el dolor en la artritis es continuo en las articulaciones.
Si nos centramos en el tratamiento, ninguna de las dos se cura. Por tanto, el tratamiento va dirigido a aliviar el dolor y a mejorar la calidad de vida de las personas que las padecen. En algunos casos más graves se puede llegar a cabo una intervención quirúrgica.
De manera particular, para tratar la artritis se dan corticoides, fármacos antireumáticos y antiinflamatorios. Los analgésicos puede ayudar a aliviar el dolor de la artrosis pero no paran la destrucción del cartílago. El tratamiento farmacológico aconsejado en estos casos son los medicamentos condroprotectores.
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