Los cambios de hábitos que se producen en la sociedad conllevan también que ciertas patologías sean cada vez más frecuentes en las clínicas de traumatología. Esto es lo que está ocurriendo con la bursitis. En este artículo os contamos de qué se trata, cuáles son las causas, cuáles son las zonas más afectadas y qué tratamiento tiene.
Índice
Qué es la bursitis
Antes de entrar en la definición de esta patología debemos saber qué es la bursa. Se trata de una bolsa serosa, que son estructuras formadas por un tejido viscoso y muy resbaladizo que están insertados en las dos partes de las articulaciones que protegen. Hay una pequeña cantidad de líquido entre su superficie que es la que va ayudar a amortiguar las cargas que sufre la articulación y a limitar los posibles roces. Por tanto, se localiza en zonas donde puede existir fricción entre las partes blandas y el hueso.
Síntomas de la bursitis
Visto lo que es la bursa ya podemos ver qué es la bursitis. Esta patología no es más que es la inflamación e irritación de la bursa. Hay una serie de síntomas que nos pueden ayudar a diagnosticar si sufrimos esta lesión:
- Dolor en la articulación y aumento de la sensibilidad cuando se presiona en la zona afectada.
- La articulación suele presentar rigidez y dolor cuando se mueve.
- Se produce una hinchazón, enrojecimiento y calor sobre la articulación.
- El dolor también se puede presentar incluso cuando no se mueve.
- Las zonas cercanas al área afectada también pueden sentirse doloridas.
Causas de la inflamación de la bursa
En algunas ocasiones se puede desconocer la causa de esta patología pero la principal es el uso excesivo de la articulación. Una repetición continuada del mismo movimiento o hacer un sobresfuerzo también pueden provocarla. Por tanto, hay cierta profesiones que tienen una mayor predisposición como jardineros o carpinteros.
Otros factores para que aparezca es tras un fuerte traumatismo, al sufrir una infección o a consecuencia de tener otras patologías como la artritis o la gota.
Tipos de bursitis
Hay bursas repartidas por todo el cuerpo, se estima que hay más de 150 aunque algunas zonas son mucho más propensas que otras para sufrir esta patología. Las articulaciones más que sufren esta lesión con más frecuencia son hombro, rodilla, cadera, codo, muñeca y talones. Esto se debe a que son las zonas donde el movimiento articular es más frecuente en el día a día. Vamos a verlas un poco más al detalle:
- Bursitis de cadera. Se suele producir por una cuestión mecánica (debido a un rozamiento del tensor de las fascia lata sobre el trocánter) o reumática-metabólica.
- Bursitis de codo. Se produce en la bursa que está entre los huesos del codo y la piel, justo debajo de la punta. Se produce por un traumatismo directo, por una presión constante sobre el codo al estar apoyado de manera continua sobre una superficie rígida o por un uso repetitivo del mismo como le pasa a un tenista o un golfista. También se puede producir por una cuestión metabólica como cuando se tiene gota. Es importante tratar de evitar posiciones inconscientes donde se ejerza presión sobre el codo, como estudiar con los codos apoyados o salir de la cama con los codo apoyados en el colchón.
- Bursitis del Tendón de Aquiles Posterior. Se inflama la bursa que está en la zona posterior del tendón de Aquiles, en el calcáneo. Se suele dar con frecuencia en mujeres jóvenes, por la presión que ejerce el calzado contra la el tejido blando del talón al caminar. Es fácil de prevenir, solo hace falta corta una hendidura en forma de «V» en la parte posterior del calzado o poniendo una plantilla que eleve el talón.
- Bursitis del Tendón de Aquiles Anterior. También recibe el nombre de enfermedad de Albert, y en este caso se sitúa en la bursa que está en la parte posterior del tobillo, la zona que se encuentra delante de la unión del tendón al talón.
- Bursitis rotuliana o prepatelar de rodilla. Se produce la inflamación en la parte anterior de la rodilla, por encima de la rótula. Es muy habitual de trabajos o situaciones en las que se tiene que estar mucho tiempo de rodillas, como es el caso de los mineros o los religiosos. Se puede prevenir situando una pequeña almohada o cojín para proteger la zona.
- Bursitis medial de la rodilla. El hinchazón se produce en la bursa que está entre la espinilla y los tres tendones de los músculos de la parte interior de la rodilla. Las causas es por sobrepeso, padecer artritis, utilización en exceso de la rodilla o por algún mal movimiento. Una manera para evitarla es colocar una almohada entre los muslos cuando dormimos en la cama.
- Bursitis de hombro. En el caso de la bursitis de hombro suele estar provocado por un sobreuso del músculo supraespinoso, ya que este tendón pasa por encima de la bursa del hombro, especialmente cuando los movimientos requieren tener el brazo separado del cuerpo durante un prolongado periodo de tiempo. Se suele dar en deportes como balonmano, béisbol y baloncesto, o en acciones más cotidianas como fregar, barrer o limpiar cristales.
A parte de por la zona, también podemos dividir la bursitis en aguda y crónica. La bursitis aguda es cuando la sintomatología se da en un periodo de tiempo breve, generalmente por un traumatismo o por hacer un movimiento de manera repetida. La bursitis crónica es cuando se han sufrido varias bursitis agudas de manera repetida o cuando no se ha curado correctamente, lo que produce que la inflamación perdure en el tiempo. Puede durara durante varias semanas.
Tratamiento para la bursitis
El tratamiento a seguir va a depender de múltiples factores, como la edad, el estado de salud, la causa que provoca la lesión, historial del paciente, etc.
Si la causa ha sido por un traumatismo, una enfermedad reumática o metabólica, se debe guardar reposo, aplicar frío sobre la zona entre 3-4 veces al día y elevar la articulación lesionada. También se puede tomar antiinflamatorios para reducir el dolor. En algunos casos se pueden aplicar inyecciones de cortisona en el área dañada.
Cuando la causa es por una infección bacteriana se añade la toma de antibióticos. En algunos casos se puede necesitar aspiraciones del líquido, e incluso la posibilidad de tener que pasar por el quirófano para poder extraer la bursa afectada.
Por supuesto, se aconseja no realizar sobresfuerzos y todas las actividades en las que se necesite una utilización excesiva de la articulación dañada y hacer tratamientos con un fisioterapeuta para los casos de bursitis crónicas.
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