El astrágalo es uno de los huesos que componen el pie. Las lesiones y fracturas de este hueso es muy poco frecuente y puede ser que la recuperación sea bastante larga. A lo largo de este artículo vamos a ir viendo todo sobre este tipo de fractura y cuál es el mejor tratamiento.
Índice
Qué es el astrágalo
El hueso astrágalo o talus, también llamado como taba y chita, se encuentra en la articulación del tobillo. Es un hueso corto que forma parte de los 7 tarsos del pie humano. Su función es unir la pierna con el pie mediante las articulaciones con el maléolo peroneo o lateral, el maleolo tibial o medial y la carilla articular inferior. En el pie, forma articulación con 2 tarsos, el calcáneo y el navicular o escafoides.
El astrágalo es un hueso singular. A diferencia de la mayoría de los huesos, presenta una irrigación sanguínea en sentido retrógrado, de distal a proximal. Otra característica que lo distingue, es la falta de origen e inserción muscular, por lo cual, su posición va a depender de otras estructuras óseas.
Fracturas de astrágalo
Las fracturas del astrágalo suceden por traumatismos de alta energía, por lo que son lesiones de pie no muy habituales. Las fracturas de astrágalo son más serias que otro tipo de fracturas, al tratarse de un hueso denso con una pobre vascularización, lo que dificulta la consolidación.
Según el mecanismo patológico, la fractura se localizará en diferentes partes del astrágalo (cabeza, cuello, cuerpo, proceso lateral, proceso posterior). Cada una de estas localizaciones tienen unas características diferentes en cuanto a diagnóstico y el tratamiento.
Un tipo particular es la fractura osteocondral, que suele ocurrir en la cúpula del astrágalo bien por caída sobre el talón desde cierta altura o tras un esguince de tobillo por torsión inversa, donde el astrágalo choca contra las prominencias óseas de la tibia o el peroné. La fractura osteocondral puede provocar una lesión de cartílago u osteocondritis que produce dolor continuado y, si no se trata a tiempo, puede degenerar en artrosis.
Síntomas
El principal síntoma de la fractura de astrágalo es el dolor y tumefacción en la zona del tobillo, con problemas para cargar peso del cuerpo sobre el pie lesionado. Normalmente, el rango de movimiento del tobillo se ve bastante limitado. Además la palpación de la inflamación suele causar un aumento en el dolor.
Las fracturas del receso lateral son frecuentes entre los esquiadores de snowboard y se pueden parecer más a un esguince de tobillo, por lo que con frecuencia se suelen confundir.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza mediante pruebas médicas como radiografías. Tras la confirmación de la lesión, se recomienda hacer un TAC para valorar desplazamiento y la afectación articular. También en casos de sospecha clínica es muy alta en los que no se observa fractura en la radiografía, se puede realizar directamente un TAC.
Tratamiento
Si la fractura no viene acompañada de desplazamiento, el tratamiento puede ser conservador o con una cirugía míninamente invasiva, colocando un tornillo en la fractura, lo que mejora el resultado final.
Cuando existe desplazamiento hay que operar para colocar los fragmentos en su sitio. Se trata de cirugías complejas al ser un hueso poco accesible y el resultado posterior es incierto, con un número importante de complicaciones.
El tipo de cirugía va a depender de la estructura del astrágalo que esté fracturada, del daño asociado de otras estructuras, etc. En las fracturas que asocien daño neurovascular o dislocación del tobillo, o en las fracturas abiertas, la cirugía debe ser inmediata.
Cuando el cartílago está dañado se actuará según el grado de desplazamiento del fragmento osteocondral y según su extensión. Los grados III y IV (fragmento completamente separado del hueso subyacente) o en los grados I y II muy extensos es recomendable consultar con cirujanos especializados en patología del cartílago, y valorar técnicas como el Implante de Cartílago.
Recuperación
Tras la operación se suele inmovilizar con escayola y sin apoyar durante dos o tres meses. Dada la poca vascularización del hueso existe el riesgo de que se produzca una osteonecrosis en el hueso, o una pseudoartrosis por mala consolidación.
En estas fracturas hay que vigilar mucho al paciente. Cuanto más joven sea el paciente mejor pronóstico tendrá y cuanto menos intenso sea el traumatismo que haya sufrido, mejor.